Empecé a pensar mi emprendimiento como lo que es: un negocio.

“Advertí que el modelo que tenía no era escalable porque todo dependía de mí. Sentía que podía hacer llegar mi voz a muchas más personas y me enriquecía mucho más ayudar a más gente a que puedan apropiarse de sus casas, más allá del resultado de ayudar a una única persona de forma personalizada”.

Así, la creación y crecimiento de su escuela online se convirtió en el gran foco y Andre se permitió abrir nuevas puertas que le permitieran crecer alineando su negocio con la vida que quería. En sus palabras: “Salí de aceptar lo que había, para salir a buscar lo que quería”.

Hoy, Andre siente que su escuela online es fruto de todo el proceso de crecimiento previo, y lleva su negocio de una manera “profesional, planificada, consciente y tranquila”.

“Siempre me interesó el crecimiento personal pero nunca había prestado atención a la importancia de estas dos cosas juntas”, explica Andre al referirse a lo importante que fue el crecimiento personal para el crecimiento de su negocio.

“Me di cuenta, conscientemente, que lo que quiero hacer con mi negocio tiene que ver con lo que quiero hacer con mi vida”.

Andre reconoce que le costó mucho animarse a comunicar quién es y cuál es su historia.

“Mostrar la cara fue un desafío tremendo a nivel personal, porque yo era de las alumnas que en el colegio estaban siempre calladas e introvertidas. Animarme a hablar delante de la cámara y abrir las puertas a mi negocio, abrió las puertas al crecimiento”

Hoy el equipo de Andre está formado por una arquitecta freelance, una asistente virtual, una agencia de marketing, una responsable de comunicación y una copy.

“Aprendí cómo calibrar todo, en la vida y en el negocio. Aprendí a manejar el tiempo, a poner límites y a abordar mejor a las personas. Aprendí a elegir qué personas trabajan conmigo, a delegar y a soltar el control”.